Cuento Infantil para niños; creado por: Jorge Rodríguez Trujillo
James Carter era un niño de doce años, que tenía la peculiaridad de ser muy malvado con los animales. Nuestra historia se desarrolla en un lejano bosque, tan sombrío que sus árboles parecían cobrar vida. Un auténtico paraje fantasmagórico ubicado a escasos kilómetros de la villa en la que vivía nuestro protagonista.
Era una noche muy oscura, como ninguna otra en siglos, la luna bañaba el bosque con una luz que contrastaba con los horrendos parajes de aquel tétrico lugar. James, desobedeciendo a sus padres y a las gentes de la villa, se adentró en aquel lugar. Él era un chico valiente, pero descubriría que es mejor la sensatez que la osadía.
Con un paso veloz, James de repente, se encontró frente a una enorme mansión aún más oscura y tenebrosa que aquel bosque, en el que se encontraba. Al principio, la duda envolvió su cuerpo, pero prosiguió adentrándose en la mansión. En la entrada, había un letrero con la siguiente inscripción: “aquí reside Kara, la bruja maldita”. Al ver el letrero, entró sin pensárselo dos veces, diciendo:
- Una bruja ¡Qué guay!.
En la entrada, como si de un guardián se tratara, había un gato tan negro como el azabache y con unos ojos amarillos y penetrantes. El gato se acercó a James y éste le propinó una patada, estampándolo contra una pared. El chico entre carcajadas se acercó al gato y, cuando se disponía a pisarlo, el animal se transforma en una mujer de horrible rostro. Era la bruja Kara, la cual fue maldecida cuatrocientos años atrás por los habitantes de la villa.
James se quedó petrificado del miedo y se dispuso a huir, pero la bruja lo detuvo y le echó un terrible maleficio. El chico comenzó a cambiar, su tamaño se redujo, sus extremidades se acortaron y le creció una cola.
- ¿Qué me sucede? – se preguntaba el muchacho tras convertirse en una rata.
La bruja se volvió a transformar en gato y acercándose, le dijo:
- Tú que abusas de los débiles, ahora deberás recibir tu justo castigo, pues te he visto maltratando a los gatos de la villa. Tu justo castigo será que te conviertas en mi presa.
James, aterrado huyó, pero la mansión tan abismal parecía no tener otra salida. Logró esconderse en un hueco en la pared, escuchó un sonido que provenía de la oscuridad. De esa oscuridad salieron otras ratas que le dijeron, que también habían sufrido la maldición de la bruja por abusar de los animales. James, empujado al exterior, fue arrinconado frente a las fauces del sombrío gato. La pobre rata suplicó clemencia, pero el gato no le hizo caso y se abalanzó sobre James.
A la mañana siguiente, se despertó en su habitación. Creyó entonces que todo había sido una pesadilla y sonrió. Cuando iba camino del colegio, se encontró un gato negro en la entrada de su casa. Al verlo, Lo golpeó y le dijo riéndose:
- ¿Acaso eres tú otra bruja?
El gato lo miró fijamente y se fue. A la noche, una voz despertó a James y, al encender la lámpara, la imagen de la bruja apareció de nuevo. James se asustó mucho y esta vez ya si que aprendió la lección. Nunca más volvió a tratar mal a los animales.
FIN
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