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RUEDIN, EL PATINETE QUE APRENDIÓ A CONFIAR

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Cuento Infantil para niños, escrito por: Ulica Tizaber

Ruedín era un patinete de la familia de los Patinetes Pegaso, de color verde manzana, que tenía una rueda delantera y otra trasera. La plataforma donde había que apoyar los pies era rugosa para no resbalarse, y el manillar se podía girar hacia todos los lados, para conseguir hacer giros

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con más efecto. Vivía en una tienda de deportes enorme, junto con otras familias de vehículos.

Era uno de los patinetes más privilegiados de la tienda, ya que además de descender de los Pegaso, incluía todo tipo de artilugios para hacer de su uso, la mayor diversión para los niños. De hecho, cuando las puertas de la tienda abrían, todos los niños iban directamente hacia Ruedín, y hacían fila para probarlo.

El patinete más solicitado de la tienda estaba encantado, y terminaba el día tan cansado que se dormía en cualquier sección. Casi todas las noches, las bicicletas se encargaban de llevarlo a su cama, junto con sus padres y hermanos.

Una noche, Ruedín acabó tan agotado, que después de que el último niño lo dejara de usar, no sabía ni dónde estaba y se quedó dormido. Todos sus amigos y familia muy asustados, comenzaron una batida de búsqueda por toda la tienda, estaban preocupados por el estado de salud de Ruedín, y querían encontrarlo cuanto antes para que descansara.

Por fin, después de varias horas de angustia, lo encontraron profundamente dormido en el baño de los chicos apoyado en el secamanos, con delicadeza lo llevaron a su cama, y decidieron que al día siguiente se quedaría descansando lo máximo posible. Todos votaron por eso, y fue uno de sus hermanos, muy parecido a Ruedín, el que al día siguiente estuvo al pie del cañón, trabajando mucho para no bajar el listón de su hermano.

Hacia mitad de la tarde, Ruedín se despertó sobresaltado, no sabía qué le había pasado, y nada más ponerse de pie, se volvió a caer, aún tenía que descansar más, y mientras estaba tumbado, preguntó a su madre:

- “Mamá, ¿quién me está sustituyendo?”

La madre le contestó: - “Tu hermano Rueditas, que es el que más se parece a ti”.

Ruedín dijo: - “Pero Rueditas es aún pequeño para hacer lo que yo hago, se va a cansar muy pronto”.

Preocupado y con ayuda de su madre, consiguió incorporarse para ir a hablar con su hermano pequeño. Cuando lo vio en acción, se quedó boquiabierto.

Rueditas iba y venía por toda la tienda, y la fila de niños que querían probarlo era de más del doble que en el mejor momento de Ruedín. Sintió mucho orgullo por su hermano, y de nuevo se fue a descansar, tranquilo y confiado de que su labor estaba en los mejores manillares.

Ruedín entendió que hay que confiar en los demás, que nadie es imprescindible, y que merece la pena delegar en ciertos momentos las obligaciones, para en el futuro no estar desgastado de tanta rutina.

FIN

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MALETÍN, EL LIBRO VIAJERO

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Cuento Infantil para niñ@s, creado por: Ulica Tizaber

Maletín nació un mes de septiembre en una pequeña escuela infantil, rodeado de niños y profesores, que miraban con mucha ternura su primera hoja con su primera publicación. Al principio, se trataba de unos diez folios en blanco, donde únicamente el primer folio estaba escrito

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con las instrucciones del pequeño libro.

En esa primera página, decía lo siguiente:

- “Soy Maletín, vuestro libro viajero, y a lo largo de este viaje que vamos a compartir, debemos respetar unas normas para cuidarme lo mejor posible, y que mi vida sea muy larga”.

Una de las primeras normas era que cada fin de semana un alumno de la clase se lo llevaría a casa. La segunda norma era que al niño que le tocara tenía que escribir lo que hiciera durante ese tiempo, y podían incluir fotos y dibujos, ¡y hasta pegar pegatinas!. La tercera y última norma era la más difícil de cumplir, el libro debería ser tratado como si fuera propio. Nada de arrugar las hojas, ni de romperlas o garabatear sin sentido, debían respetar a Maletín.

El primer niño que se lo llevó a casa, disfrutó a lo grande con Maletín. Coincidió que ese fin de semana, fue a ver a sus abuelos de Córdoba, y las primeras hojas de Maletín estaban repletas de fotos de la ciudad, de recetas típicas de la ciudad, y de mucho cariño y respeto por parte del niño.

El segundo fin de semana le tocó a Lucas, que se fue a la sierra de Madrid a pasar el sábado, y por supuesto, fue con Maletín. Hicieron picnic, durmieron la siesta sobre una mantita de cuadros, y vieron muchos caballos y jabalíes por el camino de vuelta.

Así fueron pasando los meses, hasta que ya se acercaba el mes de julio y Maletín era un libro tan grande, que le salieron en el lomo unos arcos que no sabía muy bien qué eran, en poco tiempo fueron creciendo hasta convertirse en unas asas para transportarlo más fácilmente.

La historia de Maletín era muy tierna, llegó a ser el libro más pesado, voluminoso y fascinante de toda la escuela infantil. Las historias que en él se encontraban eran preciosas, había estado en Córdoba, en la sierra, pasando la Navidad en Asturias, viendo la semana santa de Zaragoza, vestido de chulapo en Madrid, y con el bañador puesto en unas playas muy bonitas del sur de España.

Maletín era feliz por haber compartido todas esas experiencias, y haberse convertido en un libro que hacía honor a su nombre, y más feliz aún al comprobar que lo que había recibido de sus creadores, los niños, era cariño y respeto a raudales.

FIN

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¡LA DOBLE FIESTA DE MELISA!

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Cuento Corto para niños, escrito por: Ulica Tizaber

Melisa era una niña muy aplicada en clase, y muy obediente en casa. Ya se acercaba la finalización del curso en su colegio, y su maestra le había encargado la organización de la fiesta de fin de curso, ya que Melisa para el año siguiente ya no estaría con ellos.

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Por motivos de trabajo, trasladaban a su madre fuera de la ciudad, y ya tenía colegio nuevo en la ciudad nueva, para comenzar en septiembre, con compañeros nuevos.

El cambio de colegio tenía a Melisa algo preocupada, ella que era reservada y poco habladora, estaría sola al llegar, y como todos se conocerían de antes, la dejarían apartada hasta que ella diera el primer paso. Éstos eran sus pensamientos desde que se confirmó que tendría que cambiar de ciudad.

El hecho de que la profesora le hubiera encargado la fiesta de final de curso no le hacía mucha gracia, con lo sosa que se consideraba, seguro que organizaba algo aburrido. Ahí estaba, dándole vueltas a ver qué podía hacer en la fiesta para sentirse útil y alegre, cuando se le pasó una idea genial por la cabeza.

¡La fiesta de fin de curso sería como una bienvenida en su colegio nuevo!

Para sus compañeros sería una fiesta original, ya que todos tendrían que hacer que no se conocían, y ella se aseguraba una despedida alegre y agradecida por sus amigos, y quizás un cambio de mentalidad respecto al colegio nuevo.

Se puso manos a la obra y en poco tiempo, la idea de la decoración del aula la tenía muy bien planteada. Todos los adornos serían de color naranja y verde, naranja por la finalización del verano, y verde, por inicio del otoño que suele coincidir con el inicio del nuevo año escolar. También habría carteles en las paredes donde en vez de celebrar que acababa el curso, se daría la bienvenida al nuevo.

En este punto de la organización, todos los compañeros habían recibido instrucciones sobre cómo comportarse en la fiesta, Melisa incluida. Tendrían que ir vestidos con ropa nueva y un cuaderno sin estrenar, y la actitud que tendrían que adoptar sería de interés y novedad por sus compañeros, que aunque fueran antiguos, se tratarían como si fueran nuevos.

La fiesta comenzó como Melisa esperaba, todos se miraban, nadie se atrevía a preguntar quién era el otro, y todos se reían entre dientes. La profesora entró a mitad de fiesta y realmente llegó a pensar que era ya septiembre, y que sus alumnos eran nuevos que se presentaban entre ellos para pasar un curso juntos.

¡Fue un auténtico éxito! Todos disfrutaron muchísimo de esa tarde de fiesta de fin de curso y bienvenida al mismo tiempo. Melisa cuando llegó a casa, y le contó a sus padres cómo había ido el evento, se dio cuenta de que la forma de contarlo era diferente a como lo habría contado en otras ocasiones.

La actitud de Melisa había cambiado. Ya no sentía que le fuera a dar vergüenza el primer día de clase en septiembre, ni le daba miedo que la dejaran apartada, porque confiaba que no sería así con su nueva actitud. Ahora sentía que llegaría como una más, que se presentaría hablando alto y claro, y que comenzaría una nueva etapa de su vida con mayor seguridad y confianza en sí misma.

FIN

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LOS JUGUETES REVOLTOSOS

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Cuento Infantil para niños/as, creado por: Ulica Tizaber

Manuel tenía su habitación siempre desordenada, con todos lo juguetes en medio, los puzzles con las piezas desperdigadas por toda la casa, y los libros rotos y tirados por el suelo. La madre de Manuel estaba muy cansada de decirle constantemente que recogiera la habitación, y que

Cuentos cortos - el juguete de sergio

cuidara de sus cosas.

Un día, Manuel recogió y ordenó todo, y fue corriendo a avisar a su madre para informarle de su logro. Muy contento, iba de la mano de su madre por el pasillo, orgulloso de haber obedecido y sentirse bien por ello, cuando al llegar a la puerta de la habitación, ambos quedaron desconcertados, los juguetes, puzzles y libros estaban por el suelo, más revueltos que nunca antes habían estado.

La madre de Manuel se enfadó mucho con él, y le dijo:

- “¡Se acabó Manu, recojo todas tus cosas y las tiro a la basura!”

Manuel no podía hacer otra cosa que llorar y llorar, entre sollozos intentaba explicarle a su madre, que él lo había recogido todo, y que no entendía tanto desorden. La madre hizo caso omiso, y comenzó a meter todos los juguetes en una bolsa enorme, que una vez llena, se llevó al maletero del coche.

Manuel estuvo toda la tarde muy triste encerrado en su habitación, no quería hacer nada, y se fue a dormir muy pronto y sin cenar.

- “Mañana será otro día”, – pensó.

A la mañana siguiente, cuando Manuel se sentó en el coche para ir al colegio, oyó a su madre exclamar:

- “Esto es increíble, no sólo no ordenas tu habitación, sino que escondes la bolsa de los juguetes que traje anoche, ¿me lo puedes explicar, Manuel?”

Manuel no sabía que decir, ¿cómo que la bolsa no estaba?, se atrevió a rebatir a su madre, en este caso con toda la razón:

- “Mamá, yo no puedo haberla escondido, estuve en mi cuarto toda la tarde y me fui a dormir muy pronto”.

La madre abrió los ojos mucho, y le dijo: - “Tienes razón Manuel, pero entonces, ¿dónde está la bolsa?”.

Como tenían prisa, se fueron al colegio, y al volver por la tarde, Manuel merendó y fue a su habitación a cambiarse de ropa para estar más cómodo, y cuál sería su sorpresa que todos los juguetes estaban ordenados. Fue corriendo a darle las gracias a su madre:

- “Mamá, muchas gracias por encontrar los juguetes y ordenarlos. Prometo que a partir de ahora lo haré yo mismo”.

La madre pensó que su hijo se había vuelto loco, ella no había hecho nada, y fue a la habitación de su hijo para comprobar lo que Manuel le decía. Se volvió a enfadar, primero porque Manuel le había mentido diciéndole que no sabía dónde estaban los juguetes, y segundo porque lo que vio no le gustó nada, todo desordenado.

Manuel se quedó en su habitación, esta vez castigado, y se puso a hablar con los juguetes:

- “¡Juguetes, puzzles y libros!, ya está bien de ser revoltosos, lo único que vais a conseguir es que mi madre se enfade tanto conmigo que no vuelva a confiar en mí, y vosotros acabaréis en la basura. Le he prometido que os ordenaría todos los días, y es lo que voy a hacer, basta ya de escondeos, de desordenaos y de enfadarnos”.

La madre desde fuera escuchó a Manuel hablar con sus juguetes en un tono firme y emocionado. Se dio cuenta en ese momento de que su hijo había sido víctima de unos juguetes revoltosos que querían gastarle una broma a Manuel, y cuando el niño salió del cuarto quitándose las lágrimas, su madre le abrazó y le dijo:

- “Hijo, perdona que me haya enfadado tanto. No he sabido escucharte, y al pensar que querías desafiarme, me han traicionado los nervios. Sé que eres obediente, ordenado y que te gusta verme feliz, como a mi me gusta verte a ti. A partir de ahora, confiaré en ti para que te sientas seguro”.

Manuel y su madre se fundieron en un abrazo interminable.

A partir de entonces, los juguetes respetaron al niño, y no le volvieron a gastar más bromas de ese tipo. La armonía reinaba en la habitación de Manuel, todos se escuchaban, y confiaban los unos en los otros.

FIN

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¡A COMER FRUTAS Y VERDURAS!

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Cuento Infantil para niños y niñas; creado por: Ulica Tizaber

Leyre era una niña muy aplicada en clase. Todos los días atendía las explicaciones de sus profesores, y sacaba muy buenas notas. Un día a la hora de comer, Leyre dijo que no quería fruta de postre, y se fue a descansar al sofá.

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Sus padres estaban preocupados por esa actitud de Leyre, ya que intentaban por todos los medios, que la niña comiera frutas y verduras, pero no había manera de que resultara. Leyre se empeñaba en que su dieta estuviera formada exclusivamente por croquetas y dulces, y lo que no entendía era que el cuerpo humano necesitara otro tipo de alimentos para crecer y ser mayor.

Un día estaba dispuesta a levantarse de la mesa para no terminar la sopa de verduras, ni comer fruta, y su padre le dijo:

- “Leyre, te levantarás cuando hayas terminado. Las frutas y las verduras son fundamentales para que crezcas sana y feliz. Las palabras mágicas de la alimentación son: ¡A comer frutas y verduras!, y cuando las digas, serás un poquito más mayor”.

Leyre empezó a llorar desconsoladamente, y repetía una y otra vez muy enfadada:

- “¡Yo no quiero frutas ni verduras!”

Así estuvo hasta la hora de la cena, cuyo menú era lo que no había terminado en la comida, así que Leyre siguió llorando otro buen rato, hasta que se quedó dormida encima del plato.

Sus padres la llevaron a la cama. Leyre estaba tan cansada de tanto llorar que no sintió el hambre que tenía, y algo soñó que a mitad de noche pronunció las palabras mágicas:

- “¡A comer frutas y verduras!”

Cuando se despertó por la mañana, lo primero que hizo fue abrir el frigorífico y coger un plátano, una manzana, una pera, un calabacín, una zanahoria y un espárrago. Cuando sus padres llegaron a la cocina y la vieron lavando y comiendo frutas y verduras, le preguntaron:

- “¿Qué soñaste anoche que dijiste las palabras mágicas?”

Leyre explicó a sus padres el sueño.
Había soñado que sus amigos se convertían en las frutas y verduras alargadas, el calabacín, la zanahoria, el espárrago y el plátano, y que ella junto con su amiga Ely, se quedaban fuera del grupo porque no eran alargadas. Esto enfureció a Leyre, y fue cuando pronunció las palabras mágicas, Ely y ella comenzaron a comer verduras, y se convirtieron en la manzana y la pera jefas de la pandilla de los Frutiverdis.

Leyre comprendió la importancia de estos alimentos para poder crecer y hacer cosas de mayores, y desde entonces, siempre tomaba frutas de postre, y las verduras le encantaban con un poquito de queso fundido por encima.

FIN

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EL HIPOPOTAMO TRAGABOLAS

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Cuento Corto para niñ@s; escrito por: Ulica Tizaber

Había una vez un hipopótamo muy pequeño y de color verde que vivía en una caja de cartón de muchos colores y con muchas letras. Siempre estaba a oscuras, ya que hacía tiempo que los niños que solían jugar con él y sus hermanos, se habían hecho mayores, y los tenían

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abandonados en el altillo de un armario.

Un buen día, Hipotami, así se llamaba el hipopótamo verde, sintió un zarandeo leve en la caja.

- “Será que han colocado algo más a nuestro lado”, – pensó Hipotami, y siguió dormitando.

De repente, otra zarandeo, esta vez algo más fuerte. Hipotami se quedó con los ojos abiertos, vigilante por si pasaba algo más y tenía que despertar a sus hermanos. Al poco rato, una minúscula mano se introducía en la caja, agarró a su hermano azul de una oreja, y de golpe salieron todos.

Hipotami recordaba de veces anteriores, que estaban sentados en una alfombra roja, y que sus tres hermanos y él hacían un círculo mirándose. Cuando abrió los ojos, lo que vio le impresionó mucho, él estaba pegado a la alfombra, pero sus tres hermanos ¡estaban desperdigados por el suelo de la habitación de un bebé!.
Hipotami intentó esconderse como pudo, y justo en ese momento, llegó el primo mayor del bebé y le dijo:

- “Julita, ¿quién te ha dado esto?, este juego es de cuando éramos muy pequeños mi hermana y yo. Si quieres lo arreglamos y jugamos todos juntos”.

Pasado un rato, los niños llegaron con herramientas, pegamento y una foto de cómo era el juego antes del desaguisado. En cuestión de minutos, Hipotami volvió a ver a sus hermanos reposando tranquilamente en la alfombra roja, y al mirarse, se emocionaron porque hacía tiempo que no se veían tan claramente.

Todos los niños incluido el bebé, se sentaron alrededor de los hipopótamos de colores. Leyeron en voz alta las instrucciones del juego, y se pusieron manos a la obra.

Los niños lo estaban pasando en grande, sólo se oían risas. A Hipotami y sus hermanos les gustaba su misión como juego de mesa. Entendieron que habían vuelto a la vida anterior, y se pusieron muy contentos al ver que seguían sirviendo para que los niños disfrutaran.

Hacían competiciones para ver qué hipopótamo tragaba más bolas de su mismo color, y siempre ganaba Hipotami. Era el hipopótamo más despierto del juego, y enseñó a sus hermanos a tener una actitud solidaria, tolerante y positiva ante la vida.

FIN

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LA NARIZ DE LA APRENDIZ

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Poema Infantil para niños, escrito por: Ulica Tizaber

Siempre la aprendiz,
sonrojaba la nariz.
Siempre que aprendía,
se le prendía.

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¡Viva tu nariz!
Decían sus amigos.
¡Es de emperatriz!
Sin muchos remilgos.

Era muy feliz con esa nariz,
aunque una vez tuvo un desliz.
Aprendió algo y no se sonrojó,
su papá mucho se enojó.

Ella explicaba lo que pasó,
y nadie escuchaba su explicación.
Lloró, lloró y lloró,
y tuvo que tomar medicación.

Cuando estuvo serena y habló,
todos contuvieron la respiración.
El padre de la aprendiz se arrepintió,
la pequeña ya era una revelación.

De aprendiz a maestra en un santiamén,
la nariz sonrojada nunca volvió.
La mejor maestra de la región,
enseñaba historia requetebién.

FIN

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MATIAS, EL LIBRO DE MATEMATICAS

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Cuento Infantil para niñ@s; creado por: Ulica Tizaber

Había una vez un libro de color naranja, que contenía muchos números, símbolos extraños y ejercicios, muchos ejercicios. El libro se llamaba Matías, y era pequeño. Vivía en una estantería de madera, en la segunda balda empezando por abajo, y él mismo no sabía muy bien quién era,

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porque apenas le consultaban dudas.

Matías era muy observador, y lo que si veía es que todos los días dos niños pequeños jugaban a los pies de la estantería con todos los libros y cuentos que les parecían llamativos. Se sentía extrañado porque a él nunca lo elegían para hojearlo, ¡pero si era de color naranja y con dibujos!.

Un día el abuelo de los niños se sentó con ellos en el suelo a leer cuentos, y eligió a Matías para hojearlo junto a sus nietos. Los niños parecían aburridos al abrir por la primera página, pero de repente, les llamó la atención una determinada operación, que aunque habían visto antes en otros cuentos, ahora les hizo abrir los ojos y atender con mucha atención.

- “1+1= 2″

- “Uno más uno, igual a dos”, – dijo el abuelo.
“Son dos palitos unidos por otros dos palitos cruzados, dos rayas tumbadas y un número que parece un pato”, – dijo la nieta mayor.

El abuelo les explicó cada símbolo, lo que significaba y como se leía esa operación, y los niños aprendieron para siempre que uno más uno son dos.

Mientras tanto, Matías estaba muy contento porque estaba siendo leído, y empezó a ponerse nervioso, tan nervioso, que se cerró sin querer, y se cayó al suelo. El abuelo lo recogió, e intentó buscar la misma página de antes, pero cual sería su sorpresa, que Matías de lo nervioso que se había puesto, cambió la operación.

- “1-1= 0″
- “¡Qué raro!, ahora no encuentro la suma anterior”, – exclamó el abuelo.

Extrañado, cerró el libro y le dijo a sus nietos que por hoy era suficiente. Los niños se quedaron con ganas de ver más cosas sobre Matías, y al día siguiente, cuando llegaron a casa después de una dura jornada de colegio, buscaron la operación que su abuelo les enseñó.

Ya no estaba esa operación, había otra. La misma que el abuelo había visto la vez anterior.
- “1-1= 0″

Los niños intentaron interpretarla: – “un palito y otro palito con una raya tumbada en medio, dos rayas tumbadas y un círculo”. – Se quedaron pensativos.

Al rato, la niña mayor dijo: - “¡Lo tengo!. Si la otra vez aprendimos que uno más uno eran dos, y ahora aparecen los mismos números y sólo cambian los palitos cruzados y el número final, será porque en vez de sumar hay que quitar”.

- “Uno menos uno igual a… ¿qué número será este?”

Estaban ensimismados con Matías, y de sorpresa llegó el abuelo:

- “Abuelo, menos mal que has venido, mira lo que hemos aprendido: uno menos uno igual a círculo”.

El abuelo no pudo contener la risa, y les explicó que ese círculo era el número cero. Además se sentía muy orgulloso de la lógica de los niños, al intuir el significado del palito sin cruzar. Sus nietos ya sabían dos operaciones matemáticas, las cuales habían aprendido muy rápidamente.
El orgullo y la alegría que el abuelo sintió, enorgulleció a Matías, gracias a su inquietud por ser de utilidad a alguien, y haberse caído de los nervios que le entraron, los niños aprendían matemáticas de una forma divertida y para siempre.

La mision de Matías estaba clara, y cada vez que lo hojeaban, sentía ilusión y ternura por el aprendizaje de las matemáticas.

FIN

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CRUCRU, LA RANA INVESTIGADORA

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Cuento Corto para niños/as; creado por: Ulica Tizaber

Crucru era de color azul con algunas manchitas de color azul más oscuro en las patas delanteras y traseras. Era una rana muy aplicada, se pasaba el día investigando en la charca donde vivía, para ver que tipo de nenúfares tenían mayor estabilidad, y cuáles le podían permitir camuflarse

Cuentos cortos mira quien salta

más eficazmente.

Sus vecinas, las ranas verdes de ojos rojos, le decían:

- “Crucru, no creemos que puedas camuflarte, no hay nenúfares azules ni más estables que los que tenemos en nuestra charca común”.

La ranita azul hacía caso omiso a los comentarios de sus vecinos, ya que eran un poco envidiosos, y no querían que Crucru encontrara su nenúfar ideal. Ella seguía en su afán por avanzar en sus conocimientos sobre los anfibios azules, especie de la que se sentía muy orgullosa.

Un día al volver de clase, decidió llevarse la merienda, con permiso de su madre, al nenúfar solitario, así podría pensar con tranquilidad. Era un nenúfar al que ninguna rana quería ir, porque apenas le daba el sol, e infundía sentimientos de tristeza a la que se ponía sobre él.

LLevaba un rato encima, cuando oyó gritos que provenían del centro de la charca, ¡un sapo había irrumpido la paz de su hogar!, iba a acudir para ver si podía ayudar, pero se dio cuenta de que el sapo había pasado muy cerca y no la había visto, fue cuando comenzó a pensar que quizás ese nenúfar era especial.

Para comprobarlo salió de él, y se fue al de al lado, verde con reflejos verdes oscuros, y el sapo se giró y la vio, saltó de nuevo al nenúfar solitario, y cuando el señor sapo estuvo cerca, dijo:

- “Acabo de ver una rana azul para molestarla un rato, y ya se ha escondido. Seguro que está buceando“.

El sapo se introdujo en el agua a buscar a la rana azul, y Crucru estaba feliz en su nenúfar azul. Había descubierto que el nenúfar al que ninguna rana quería subir, era azul, ya que ella quedaba camuflada cuando estaba en él, y además apenas se balanceaba con el movimiento del agua. Era mucho más estable que los verdes.

Lo que no experimentó fue ningún sentimiento triste, y Crucru, contenta por haber llegado al fruto de su investigación, comprendió que la tristeza es algo que se tiene en el interior, y que quien es alegre, por mucho que las situaciones de alrededor sean tristes, siempre se sentirá vital y contento.

FIN

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¡TENGO UN SECRETO!

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Poema Infantil para niños/as, escrito por: Ulica Tizaber

¡Tengo un secreto!
Muy bien guardado,
siempre un buen reto,
mantenerlo cerrado.

cuentos infantiles - dos amigas y su secreto

Siempre dispuesto a revelarlo,
estaba el que llaman alabardero,
con métodos bastos y lastimeros,
intentó abrir el joyero.

No consiguió más que lágrima,
al contrario que su dueño,
que por tener autoestima,
perduró su sueño.

El secreto se mantiene seguro,
y sigue el más dulce reto,
que el mejor secreto,
esté siempre en oscuro.

FIN

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LOS ABRAZOS DE TOÑIN

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Cuento Corto para niños/as; creado por: Ulica Tizaber

Toñín era un niño muy callado y reservado que constantemente se quedaba obnubilado mirando al horizonte. Los que lo conocían se quejaban de su falta de energía y de su pasotismo hacia todo aquello que significara algún esfuerzo adicional.

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Si alguien le preguntaba como se sentía, él contestaba:

- “Bien, siempre estoy bien, lo que pasa es que las cosas no son como me gustaría que fueran”

Y al decir esa frase, que siempre era la misma, se quedaba pensativo un momento y luego volvía a su estado normal.

Sus amigos se preocupaban por él, e intentaban animarle a que participase con ellos en juegos y actividades, a veces, hasta le provocaban para que cambiara el semblante serio por una mueca de sonrisa, pero apenas lo lograban, y los amigos volvían a lo suyo, y Toñín a su pensamiento repentino.

Un día de verano, mientras todos sus amigos disfrutaban de un baño en la piscina de los abuelos de Toñín, alguien vio a ese chico cabizbajo y aparentemente triste, y decidió ir a darle un abrazo por sorpresa. Toñín no se lo esperaba, se giró y vio el rostro sereno de su abuela, que le decía:

- “Pequeño, siempre que necesites un abrazo te lo daré, pero tendrás que esforzarte para que el abrazo tenga sentido, y te haga cambiar ese sentimiento interior que te envuelve. Inténtalo”.

De nuevo, Toñín se quedó pensando, esta vez en las palabras de su abuela, que realmente estaba preocupada por su nieto. Y sin darse cuenta, se puso en pie y se fue acercando al borde de la piscina. Se sentó y metió las piernas en el agua. La sensación que le invadió fue muy refrescante, y su actitud cambió.

Comenzó a mirar cómo sus amigos disfrutaban del agua, del sol, del verano, de la compañía, y poco a poco se fue dibujando en él una sonrisa de satisfacción, que cuando sus amigos lo miraron, se quedaron estupefactos, y fueron enseguida a recibirle como un Toñín distinto y animado.

Toñín comenzó a abrazar a sus amigos, uno por uno, y cada vez se sentía mejor y más feliz. Cuando todos habían sido abrazados, les dijo lo que había aprendido:

- “Mi abuela me ha hecho ver lo importante que es vivir feliz. Aunque las cosas no sean como me gustaría, debo aceptarlas como vienen, y disfrutar de todo lo bueno”.

Toñín no se había dado cuenta de su carencia. Necesitaba que le abrazasen con verdadero sentimiento, y una vez experimentó ese abrazo mágico de su abuela, quiso parecerse a ella, e infundir buenas sensaciones a los que le rodeasen. Se convirtió en el amigo que siempre escuchaba, y con un abrazo conseguía convertir cualquier tristeza en una ilusión.

FIN

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EL CASTILLO DE LAS NUBES

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Cuento Infantil para niñ@s; escrito por: Ulica Tizaber

Bolita y Capricho eran dos nubes muy esponjosas a las que les gustaba jugar mucho. Las pequeñas nubes siempre eran blancas, por su corta edad aún no habían adoptado el color definitivo, y además como siempre estaban de buen humor, no acumulaban lluvia en su interior ni

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se ponían de color grisáceo.

Las nubes eran amigas desde que se formaron, y compartían tanto tiempo juntas, que parecía que tenían telepatía. Así se libraban de regañinas de sus padres, y conservaban su blancura, ya que lo único que experimentaban eran alegrías y sorpresas.

Eran felices estas nubecitas, sin preocupaciones de ningún tipo, y se pasaban el día imaginando cómo serían de mayores y a qué se dedicarían. Bolita quería ser sastre, para poder diseñar vestidos de princesas, que le encantaban, y Capricho sería bombero, para salvar personas de los fuegos.

Una cosa muy importante que ambas nubes tenían era una capacidad de imaginación increíble. A Bolita le gustaban mucho las historias de princesas, y Capricho jugaba con un rayo de juguete a ser un apuesto caballero. Tenían todos los accesorios necesarios para imaginarse que vivían en un castillo y que Capricho salvaba a Bolita del terrible dragón que habitaba en el foso de la fortaleza.

El dragón era una nube mediana de color gris que siempre estaba enfadada, y con lluvia dentro, y el castillo…

Hablaron con sus padres, sus amigas pequeñas y medianas, ya que necesitaban de su ayuda para construir el castillo. Todas las nubes querían participar en la aventura que Bolita y Capricho habían empezado.

Se pusieron manos a la obra, y en cuestión de unas horas ya estaba el castillo terminado. Las nubes grandes estaban en la parte inferior, ya que ocupaban mucho y hacían de base estable al castillo flotante. Las medianas en el centro, y las grisáceas y negras en las partes más altas de la fortaleza.

Las nubes pequeñas se situaron encima de las negras para dar un aspecto más alegre al castillo. Y cuando Capricho y Bolita se alejaron de su obra para ver el resultado, se quedaron boquiabiertos. Era un castillo precioso donde todos eran importantes piezas de un gran proyecto. Las dos pequeñas nubes se sentían muy orgullosas de su trabajo, y compartieron ese orgullo y esa ilusión con las demás nubes, que nombraron a las benjaminas, “Expertas en imaginación y castillos”.

Las pequeñas crecieron en un ambiente muy propicio para avanzar en su trayectoria imaginativa, y llegaron a ser lo que se propusieron, ya que con esfuerzo y voluntad, entendieron que conseguirían todos sus sueños.

FIN

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EL GRAN ARBOL

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Cuento Infantil para niños y niñas, creado por: Miranda Guzman

En una casa vieja había un Gran Árbol, en este árbol había tres comunidades que vivían en felicidad y armonía. En un gran panal vivían las abejas, en las alturas las mariposas, en las raíces vivían las hormigas.

Cuentos infantiles - La mariposa invisible

Se aproximaba el invierno y era época de guardar alimentos y preparar a las futuras crías. Todos trabajaban, las orugas que aún no eran mariposas se alimentaban de las hojas del gran árbol, las abejas recolectaban polen de las flores del jardín y las hormigas juntaban alimentos, todos estaban listos para el frío invierno.

Ya finalizaba el invierno y se acercaba la primavera, pero no se veía señal de ella. Y los alimentos se terminaban. Las hormigas pensaron en salir a recolectar el poco alimento que quedaba en el jardín, las abejas pensaron lo mismo, y las mariposas que eran ahora crisálidas no podían salir del capullo solo veían y se preocupaban.

Entonces comenzó un gran problema, las abejas y hormigas empezaron a pelear por la comida y las mariposas desde las ramas solo veían sin poder hacer algo. Y siguieron las peleas por un par de días. Hasta que las mariposas pudieron asomar la cabeza y desde lo alto una gritó:

- ¡Paren de pelear y compartan la comida!

Una hormiga molesta les gritó:

- Tú estas colgada y no comes nada.

A lo que una mariposa contesto: - Tienes razón, no como por ahora pero lo haré. Pero si no salgo de aquí podría morir, y prefiero que compartan la comida a verlas pelear mas.

Las hormigas y abejas pensaron, analizaron y compartieron. Tarde pero la primavera llegó, las mariposas salieron del capullo dejando ver sus hermosas alas, también salieron las nuevas crías de las abejas y hormigas. El Gran Árbol volvió a ser el hogar feliz de esas tres comunidades.

FIN

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LA VACA GLOTONA

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Poema Infantil para niños, escrito por: María Lorena Carrero

En una granja grande,
lejos muy lejos
hay una vaca glotona;

vaca-castaña-cuentos-infantiles-cortos

a ella le gusta tanto comer
que ya su barriga parece
una gran bombona.

Cuando la sacan a pastar
es la primera en salir,
y corre sin parar
a comerse el pasto más fresco;
y a ninguna otra vaquita
deja probar
el delicioso manjar

Siempre sagaz
la vaca glotona
y cada día
se pone más y más gorda.

Pero un día amaneció
que no se pudo levantar
estaba tan gorda y pesada
que sus patas
ya no la podían aguantar.

No tuvo más remedio
que ponerse a dieta
y comerse el pasto racionado
que le dio Doña Anacleta.

En tres meses rebajó
se puso hermosa y esbelta,
pero aprendió la lección,
ahora se cuida, hace ejercicio
y come con mucha discreción.

“Y brillantín, abrillantado esta historia ha terminado”

FIN

- Moraleja del cuento: Comiendo balanceado, nuestro cuerpo siempre estará sano.

- Valores del cuento: Respeto por el cuerpo, perseverancia y obediencia.

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LOS ZAPATOS AZULES DE SUSI

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Cuento Corto para niñ@s, escrito por:Delsy Janet Quispe Goto

Erase una vez una niña llamada Susi, ella vivía con papá, mamá y su hermana Andrea. Susi era una niña linda, buena y encantadora que siempre ayudaba y amaba mucho a su familia.

Un día por su cumpleaños sus padres le regalaron unos lindos zapatos azules y su hermana

cuentos cortos-zapatillas voladoras

Andrea le regaló una hermosa pelota de muchos colores.

Pero Susi había quedado encantada con sus zapatos azules, que poco le importó la pelota de muchos colores que le había dado su hermana.

Al pasar los días, los meses, ella no dejaba nunca sus zapatos azules, iba a la escuela con sus zapatos azules, iba a pasear con sus zapatos azules, iba a jugar con sus zapatos azules hasta para dormir, dormía con sus zapatos azules. La mamá esperaba que ella durmiera para quitarle muy despacito sus zapatos azules.

Los días iban pasando y sus zapatos se iban deteriorando, se estaban haciendo viejos, pues no los dejaba para nada.

Su hermana Andrea un día le escondió sus zapatos y ella se puso muy triste porque los quería, no quería ponerse otros porque eran sus zapatos preferidos. Su hermana Andrea no pudo más al ver a su hermana muy triste y le entregó de nuevo sus zapatos azules.

Cuando Susi vio sus viejos zapatos se puso muy contenta y saltaba de alegría.

Un día Susi se dio cuenta que sus zapatos azules tenían un pequeño agujero en la suela y fue corriendo a mostrarle a su mama. Su mama le dijo que esos zapatos ya necesitaban un cambio y ella no quería otros. Su mama le habló mucho y le hizo entender que hay cosas en la vida que no duran para siempre y que tenemos que aprenden a desprendernos de aquellas cosas que tanto nos gustan.

Mamá le compró otros lindos zapatos; y esta vez eran blancos y Susi se puso muy feliz al ver sus nuevos zapatos blancos.

FIN

- Moraleja del cuento: Nada es duradero en esta vida, y debemos aprender ha aceptar nuevas cosas.

- Valores del cuento: El amor, el respeto y sobre todo la humildad.

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EL PASTORCITO Y LA OVEJA PERDIDA

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Cuento Infantil para niños/as; creado por: Delsy Janet Quispe Goto

Erase una vez en una lejana montaña, donde vivía un pastor y su hijo pastorcito. Ellos tenían diez ovejas y todas las mañanas, muy temprano salían a pastorear.

Al amanecer el pastor y su hijo se levantaban muy temprano y muy felices para ir por sus ovejas,

Cuentos cortos - El pastorcillo y las ovejas

pero !oh, sorpresa!, un día el corral donde ellas estaban estaba vació las diez ovejas habían desaparecido.

- ¡Oh noooo! ¿Donde están mis ovejas?  - Gritó el anciano.

- ¿Que pasa, que pasa?  No te preocupes que yo te ayudare a encontrarlas. - Dijo su hijo…

El pastorcito comenzó la búsqueda de las ovejas, no quería ver a su padre triste.
Buscó por todos los lugares donde ellos iban alimentar a sus ovejas y nada, él estaba muy preocupado porque pronto llegaría la noche y tenía que encontrarlas. Cansado de tanto caminar encontró tres ovejas que habían caído en un pequeño agujero. El pequeño pastorcito con mucho esfuerzo las pudo sacar de ese agujero y se fue para su cabaña, su papa se pondría muy feliz al ver a sus tres ovejas.

- ¡Papa! Mira, encontré tres ovejas.

Y el papá lo vio y dijo: - Solo tres ovejas, ya se me perdieron mi siete ovejas.

Y se volvió a poner triste.

- No te preocupes que mañana volveré a buscar y encontraré a las ovejas que faltan.

Así fue a la mañana siguiente, el pastorcito se levantó muy temprano para ir en busca de las otras ovejas que faltaban, porque no quería ver a su padre triste.

Caminó, caminó y encontró otras tres ovejas más que habían caído en el mismo hoyo, fue para la cabaña y su papa vio tres ovejas más y se puso triste, quería todas sus ovejas.

A la mañana siguiente fue de nuevo, pero ya directo al mismo hoyo, tal vez allí encontrarían las otras ovejas que le faltaban. Y así fue, había tres ovejas más en el mismo hoyo, solo le faltaba una y como el quería ver a su padre feliz fue otra vez al mismo agujero y ya no estaba allí.

De repente alguien preguntó por detrás, era la ultima oveja. - ¿A quien estas buscado?

Y el niño muy asombrado respondió: - A ti!!!

- ¿Pero porque tú no estás en el mismo hoyo?

Porque yo fui la única oveja astuta que vio que era un agujero y no un hermoso lago con agua cristalina como mis compañeras.

El pastorcito muy asombrado entendió que la ultima oveja era muy inteligente y hábil. Regresaron a la cabaña muy felices porque su padre se iba a poner muy feliz y la oveja le prometió que nunca más se iban a escapar y vivieron todos felices para siempre.

FIN

- Moraleja del cuento: Cuando uno ama a alguien hace todo por verlo siempre feliz.

- Valores del cuento: El amor, la amistad, la responsabilidad y la astucia.

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PAULO, EL GALLO ENVIDIOSO

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Cuento Infantil para niñ@s, creado por: Eduardo

Había una vez, un gallo llamado Paulo, que vivía en una granja. En ese mismo lugar también vivía un pavo. El gallo envidiaba las plumas del pavo y todo lo que él hacia, así que se puso a pensar:

cuentos-infantiles-cortos-gallo

- Si fuera como él, con esas plumas grandes y de un color tan hermoso… Él además tiene muchos amigos, y yo casi nada, todos en la granja me desprecian, pero el pavo es muy famoso, todos en la granja lo quieren, hasta el mismo granjero le da de comer muy bien y a mí me da muy poco alimento. Y a mi ¡nadie me quiere!

- Tanto deseo ser como él! - Dijo el gallo - ¡Ya se que hacer!! Se me ha ocurrido una idea, mandaré al pavo muy lejos de aquí y luego lo sustituiré.

Al día siguiente se le acerca al pavo y le dice: - ¡oye! pavo, tu mamá me dijo que viniera por ti. Esta muy pero muy enferma en la granja del vecindario, al otro lado del río.

Esto era solamente una trampa, pero Paulo (el gallo) se fue tras el pavo mientras iba muy preocupado por su mama a la otra granja. Paulo preparó una trampa con la que cazaban los lugareños, el pobre pavo entre tanta angustia no se dio cuenta de ello y por eso cayó muy fácilmente en ella. El pavo le suplicó al gallo para que lo liberara, pero se negó, dio la vuelta y regresó a la granja.

Cuando llegó a la granja, con los materiales del granjero, se pintó las plumas del mismo color que el pavo y se colocó otra cresta mas grande y cambió totalmente su forma de ser.

Ya estando en la granja se empezó a comportar como el pavo se y junto con sus amigos, ellos jugaban y lo querían mucho, aunque aún no se habían dado cuenta que en realidad se trataba de Paulo, el gallo.

El granjero como siempre le daba de comer muy bien hasta quedar satisfecho. El granjero había notado que no era el pavo, ya que estaba muy delgado. Entonces Paulo comió mucho todos los días hasta que engordó. Nadie se había dado cuenta de este envidioso.

Cuando llego la Navidad los dueños de la granja iban a preparar una deliciosa cena para compartir en familia. El Granjero fue en camino del pavo para cocinarlo porque esa noche lo iban a cenar, Paulo no lo pensó y se dejó agarrar por el granjero donde lo llevó a su cocina para cocinarlo y disfrutar de la cena familiar.

Esa noche todos comieron a Paulo pensando que era el pavo que tanto lo alimentaron para que engordara y luego comerlo. Apenas ellos notaron la diferencia, y así terminó todo en esa noche para Paulo. Los amigos de Mauricio notaron la diferencia.

Sus amigos fueron en camino a buscarlo, ellos oyeron que Paulo le había dicho que su mamá estaba muy enferma en la granja de la vecindad. Al pobre Paulo al fin lo encontraron junto a la orilla del río en la trampa que Paulo le había preparado. Tenía mucha hambre y frío, sus amigos lo abrigaron y luego lo llevaron a la granja donde lo cuidaron mucho y le dieron alimento. Sus amigos lo querían mucho y le dijeron que él era único y que nadie podría ocupar su lugar.

Y así termino esta historia. Mauricio el pavo vivió feliz al lado de sus amigos mientras que Paulo se esforzó tanto en imitarlo que no se dio cuenta que él si tenía amigos que lo querían y lo hermoso que se veía, tanto que su envidia no lo llevo a nada bueno.

FIN

- Moraleja del cuento: En la vida no hay que ser envidioso, con lo que las personas tienen o poseen ni tampoco imitar a los demás. veamos lo bueno que nosotros tenemos y no lo que los otros tienen.

!Somos únicos. No envidiemos a los demás¡

- Valores del cuento: El cuento enseña a los niños quienes los leen que se den cuenta del potencial que ellos tienen y por ello no deben porque imitar a los demás. Y les muestra que nosotros somos únicos y que nos alegremos de lo bueno que tenemos y sabemos.

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SI EL CIELO Y EL SOL FUERAN ROSADOS

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Cuento Corto para niños/as, escrito por: Marcelina Samaniego

Esa fue la pregunta que la pequeña Rossana me hizo hoy día, tratando de encontrar una respuesta a la falta de amor que tenemos los seres humanos con el entorno que nos rodea. Y es que Rossana ama la vida que ve al tocar un pétalo de una flor o al contemplar cada mañana a su

Cuentos cortos - El principe y la rosa

perico Rufo.

Rufo es su mascota, pues ella no puede tener perros, pues el pelo de los animales le produce alergia. Sus padres viendo que ella ama a los animales le compraron hace unos años dos pericos, pero uno falleció y el otro, aunque solito, es la compañía perfecta de la pequeña Rossana.

Ayer ella se levantó como todos los días llena de alegría porque está de vacaciones del colegio. Aunque sea una semana de descanso, Rossana aprovecha sus vacaciones jugando y deseando pronto volver a clases.

Ayer Rossana le sucedió algo muy peculiar. Descubrió en el jardín de su casa una tortuga de mediano tamaño caminando muy tranquila en el patio de su casa. La primera idea que se le vino a su pequeña cabecita inquieta fue que la tortuguita podría haberse escapado de alguna casa.

– ¿De dónde salió esta tortuga?, papi. – El padre muy sorprendido le dijo:

- Hijita creo que esta tortuguita viene de algún río, pues hoy ha llovido mucho y debe haber caminado para llegar hasta nuestra casa.

– Hay que protegerla papá. Hay muchas personas que no cuidan a los animales y los matan por él solo placer de hacerlo.

El padre mirando tiernamente a su pequeña le respondió:

– Rossana tenemos ya una mascota en casa. Tenemos que ver la forma de proteger a esta tortuga. Esperemos que alguien bueno pase por nuestra casa y la entregamos.

Pasaron pocas horas, cuando unos aseadores de la compañía de recolección de basura pasaron haciendo sus tareas habituales de desechos, y el padre de Rossana ofreció la tortuga para que la cuidaran. Sin titubear uno de los empleados accedió y se conmovió al ver al animal.

– Señor, yo tengo mucho espacio en mi casa. Puedo tener a esta tortuga, pues a mí me gustan los animales. Además, mi hijo que está de vacaciones como su hija, se entretiene mucho alimentando a su perro, su gata y ahora alimentará a esta tortuga también. Desde mañana todos jugarán juntos!  - dijo el obrero muy entusiasmado.

Ese gesto del señor impresionó tanto a Rossana que hoy me interrogó sobre la posibilidad de que el cielo y el sol fueran de color rosado. Los ojos de los niños son mágicos y sus corazones muy sensibles. Ojalá algún día, los adultos amaneciéramos con el corazón rosa también, para que nuestras acciones con las demás personas, con la naturaleza que nos rodea, sobre todo con los animales fueran con la sensibilidad de los niños y las niñas.

Hoy me pregunto yo: – ¿Qué tal si el cielo y el sol mañana fueran de color rosado?

FIN

- Moraleja del cuento: Cuidar la naturaleza es parte de las bendiciones que nos ha dado Dios, como su creador.

- Valores del cuento: cuidado del medioambiente, respeto, ecología.

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LAS HORMIGAS AMIGAS

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Poema infantil para niñ@s, creado por: Marisa Alonso Santamaria

¡Qué ruido tan infernal!
dijo enfadada la hormiga,
y se tapó las antenas

Cuentos infantiles - Tip, la Hormiga curiosa


dando la espalda a su amiga.

¡Tampoco tocó tan mal!
dijo dejando el violín,
y apenada y cabizbaja
muy triste se fue de allí.

Al otro día la hormiga
acostumbrada al concierto,
echaba en falta a su amiga,
con bastante desconcierto.

Cuando la vio en el camino,
la pidió que regresara,
y que tocara el violín
como siempre acostumbraba.

Tocó la hormiga el violín,
y otra vez desafinó,
pero contenta la hormiga
ésta vez no la importó.

FIN

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LA FAMILIA MARRANA

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Cuento Corto para niños y niñas, escrito por: Marranitos

Había una vez una pareja de esposos marranitos, el papa marrano era un marrano de corral, rosado como un marshmallow y a diferencia de los otros marranos de su corral era estilizado y disfrutaba jugando al tenis, era un marrano atleta!.

Cuentos infantiles - El cerdito y su amiga la mofeta

La mama marrana era del color de un caramelo de cacao, una marranita de campo que disfrutaba viajando por todos los campos de su país, pero también se diferenciaba de las otras marranas de campo porque era una marrana estilizada e intelectual.

Ellos se habían conocido en la universidad marrana, pero dejaron de verse muchos años hasta que un día la marranita pasó al costado del corral del marranito, se volvieron a encontrar, se enamoraron y se casaron. Después de su boda ellos recibieron el más lindo regalo del mundo, una baby marranita en el vientre de la mamá. La bebé ya tenía cinco meses creciendo dentro del vientre de la mamá y era una baby marranita feliz, sus papas marranos eran muy felices y la amaban mucho, todo el día la acariciaban desde afuera de la barriguita, le cantaban canciones, le hablaban, pero el momento más feliz para la baby era por las noches, para ella sucedía algo mágico, su mamá marrana decidía descansar y su papá marrano regresaba del trabajo, los dos se abrazaban y papá marrano le contaba un cuento corto a la baby mientras acariciaba la barriguita de mamá, que día a día crecía.

Este momento mágico hacía muy feliz a la baby marranita, sentía todo el amor que la esperaba fuera de la barriga y cada día estaba más ansiosa de nacer y conocer a su papá marrano que tenía esa voz mágica que la hacía soñar todos los días y conocer a su mamá marrana que también le daba tanto amor.

FIN

- Moraleja del cuento: Un bebe es una bendición para una pareja de esposos, se le debe engreir con mucho amor desde el primer día de la gestación.

- Valores del cuento: Unión familiar. Respeto a la vida.

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