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¡GOLOSINAS DE FRUTAS!

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Poesia Infantiles para niños y niñas; creado por: Ulica Tizaber

Qué ricas, qué buenas,
qué coloridas son,
unas son de brevas,
y otras de melocotón.

Dibujos para colorear - naranjito y el naranjo de valencia

Cuando meriendo genial,
mi madre un premio regala
con un toque floral,
una golosina se gana.

De melón y sandía
me como los trozos,
voy a la frutería
y para mí es un gozo.

Golosinas de frutas,
premios en la merienda,
las frutas son golosinas,
haz que te sorprenda.

FIN

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LA BRUJA MARUJA

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Cuento Corto para niños, creado por: Ulica Tizaber

Había una vez una señora de avanzada edad que parecía vivir su vida sin preocupaciones. Se levantaba por las mañanas, y como sus hijos ya eran mayores, ella se dedicaba a descansar realizando actividades que la mantuvieran activa la mayor parte de la semana.

Cuentos cortos-la bruja piruja

Unas veces iba al gimnasio, otras veces hacia visitas culturales, y el resto de días se quedaba en casa viendo la tele con las piernas en alto.

Era una persona muy buena, pero algo sucedió en su rutina diaria que la transformó para siempre, y llegó a convertirse en una auténtica bruja.

Un día estaba en el gimnasio y llegó una mujer más joven que ella y se puso delante, la recién llegada no se dio cuenta de que estaba molestando a Maruja, y ésta en vez de pedirle con educación que se apartara para seguir viendo las explicaciones del profesor, pensó:

- “Como esta persona ha sido egoísta y no me ha dejado estar atenta el resto de la clase, mañana cuando llegue tendrá una sorpresita, ¡je je je!”.

Al día siguiente, Maruja se puso lo más delante que pudo en la sala de estiramientos, y detrás de ella puso su mochila, y un par de bolsas más que llevaba para luego hacer unos recados. Cuando la mujer del día anterior llegó, se puso donde encontró un hueco, y no fue detrás de Maruja, así que ésta se quedó muy frustrada, ya que no había podido devolverle la que le hizo el día anterior.

Así pasaron las semanas, y Maruja cada día estaba más amargada, ya que nunca conseguía molestar a la mujer que aquel día le impidió atender en clase. Poco a poco se le fue arrugando la piel, sobre todo de la cara, y le empezaron a salir verrugas por la frente y la nariz. Ella no entendía esa transformación, y cada vez que lo pensaba volvía a sentirse triste y amargada.

Un día en clase, se le acercó la mujer que la había molestado en su día, y le dijo:

- “Maruja, últimamente te veo muy tristona, ¿qué te pasa?, ¿te puedo ayudar en algo?”.

Maruja le respondió:

- “No se cómo te llamas porque nunca me he preocupado de preguntártelo, y desde el primer día que te vi me molestaste con tu actitud arrogante, pero viendo que ahora mismo te estás interesando por mí, he de reconocer que me he equivocado contigo y que tus intenciones conmigo son buenas. Gracias por abrirme los ojos”.

Maruja comenzó a llorar delante de aquella persona, y ésta la consoló y estuvo con ella hasta que se tranquilizó. Esa persona se llamaba Angeles, y resultó ser la mujer más despistada del mundo.

La bruja Maruja fue bruja durante sólo unos días, y en ese tiempo lo pasó fatal. De aquella experiencia aprendió a ver más allá de las personas, y a darse cuenta de que todos los humanos tienen preocupaciones, y aun así van haciendo el bien a los demás.

La piel se le fue alisando y las berrugas quitando, aunque aún tiene una en el centro de la nariz, que le recuerda diariamente lo malvada que fue un tiempo, y todo lo que aprendió al conocer a Angeles.

FIN

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EL CIEMPIES DE DOS PIES

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Cuento Infantil para niñ@s, escrito por: Ulica Tizaber

Rigoberto era un gusanito verde y amarillo de la familia de los ciempiés, algo que él nunca había entendido, porque por mucho que se miraba, sólo se veía dos pies.
Todos los días se despertaba y se ponía de pie para ver si le habían crecido pies nuevos, y nada,

cuentos-infantiles-cortos-ciempies

eran sus dos pies de siempre que le sostenían para no caerse cuando se incorporaba.

Su familia y él habían vivido desde siempre en un árbol muy alto que había crecido en mitad del patio de una casa. Cuando la casa se construyó ellos ya estaban residiendo en el solar, y cuando el árbol que era una higuera, comenzó a crecer, ellos vieron todo el proceso de crecimiento de la benjamina de la casa, que en poco tiempo medía casi dos metros de altura, y daba unos higos con un sabor tan dulce que parecían caramelos.

En la higuera residían orugas que vivían en grandes familias, sobre todo en primavera, y a pesar de tener más pies que él, no se les llamaba ciempiés, otra cosa que no lograba comprender.

Rigoberto era muy amigo de las orugas, y se sentía orgulloso de poner hablar de cosas interesantes con ellas, ya que su pequeño mundo se limitaba al patio de la casa y de vez en cuando a la copa del árbol, donde solía dormir.

A veces, las orugas y él hacían excursiones para probar los higos, y volvían empachados de tan dulces que estaban esos frutos. Todos ellos compartían muchos buenos momentos, aunque había algo que Rigoberto nunca había dicho, y era que a pesar de ser de la familia de los ciempiés sólo tenía dos pies, le daba vergüenza y no lo hablaba ni con sus familiares.

Los días pasaban y el otoño se aproximaba, Rigoberto y las orugas se despidieron hasta la primavera siguiente, y una de las orugas le dijo:

- “Rigoberto, cuídate mucho este tiempo, abriga bien todas tus patas, que te hacen falta para ser tan ágil como eres al subir a la higuera”.

Rigoberto se quedó de piedra, ¿cómo que tuviera cuidado con sus patas?, ¡si sólo tenía dos pies!.

- “La oruga se habrá confundido”, pensó.

Al llegar a casa, su madre le dijo:

- “Rigoberto, ya era hora de que volvieras, empieza a hacer fresco y tienes que ponerte los calcetines, y como tardas tanto, tienes que empezar cuanto antes”.

- “¿Porqué tardo tanto mamá?”.
“Pues hijo, porque poner calcetines a cien pies no es una tarea rápida. Anda, abrígate bien esas patitas”.

Rigoberto sin entender nada, buscó un espejo a la desesperada, y en la habitación de sus padres había uno muy ancho, en el que al encender la luz, pudo ver algo que le conmovió. Tenía muchos pies, era de verdad un ciempiés y no con dos pies.

Durante todo ese tiempo que había pasado, Rigoberto sólo había mirado hacia delante y hacia abajo, y así sólo podía ver sus dos patas delanteras, detrás de las que venían todas las demás. Con este reflejo que le devolvió el espejo, pudo comprobar que en la vida hay que mirar hacia delante y hacia atrás, para aprender del pasado, y que quien sólo mira hacia abajo y hacia delante se pierde la esencia de la vida.

A partir de ese momento, Rigoberto iba diciendo a todo el mundo que era un ciempiés e iba mostrando su larga retahíla de patitas muy orgulloso. Los demás le habían abierto los ojos a la realidad, y él era feliz al darse cuenta de la riqueza que la naturaleza le había ofrecido.

FIN

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¡LECTURA A RAUDALES!

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Poesia Infantil para niños/as, escrita por: Ulica Tizaber

Me encanta leer
y hojear los libros,
es todo un placer
aunque pasen los siglos.

cuentos-infantiles-cortos-libro-magico

Cuando estoy aburrido
la biblioteca visito,
sin un solo ruido
ni un solo grito.

Me pongo a leer
toda la mañana,
y puedo entender
cualquier filigrana.

Si algo no entiendo
lo dejo aparcado,
luego me enmiendo
y lo dejo zanjado.

¡Lectura a raudales!,
que buena idea,
como las buenas sales
la mente blanquea.

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LA PRINCESA QUE TODO LO QUERIA

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Cuento Infantil para niños/as; creado por: Jone Asensio Sobredo

Erase una vez en un lugar al que todos le llamaban ” La Ciudad de Doña Caprichos“, vivía una princesa muy caprichosa que llamaba la atención por su melena rubia, sus ojos grandes y sus preciosos vestidos.

Cuentos cortos - la princesa y su caballo veloz

Tenía todo lo que una princesa podía tener (comida cocinada a su gusto, lujosos vestidos y joyas, etc.), pero tan caprichosa era que nunca estaba satisfecha con nada y seguía pidiendo y pidiendo (quiero otro vestido, quiero un pastel…) así una y otra vez, si no se le daba al momento se ponía a chillar.

Sus padres estaban desesperados y no sabían que hacer con ella. Cierto día sus padres enviaron a su hija a una casa del bosque muy vieja, en la que vivía una familia muy pobre.

La princesa siguió como siempre pidiendo todo lo que quería, pero se fue dando cuenta que no podían darle todo lo que pedía, ya que era una familia muy pobre que trabajaba mucho a cambio de unos céntimos para dar un trozo de pan para sus hijos.

Le hacían ver que no se podía tener todo lo que uno quisiera y que había que conformarse con lo que uno tuviese, más importante para esa familia era ser feliz y ellos lo eran a pesar de lo que tenían. La princesa no entendía que aquellos niños pudiesen ser felices con lo que tenían, pero esos niños desde pequeños habían aprendido a vivir con poco.

Cierto día la princesa regresó al castillo, habiendo recibido la noticia de que sus padres habían fallecido. La princesa se echó a llorar, pero en vez de llorar por sus padres lloró porque ya no podrían concederle sus caprichos.

Al estar sola empezó a darse cuenta de lo que costaba conseguir las cosas y de lo tonta que había sido al no saber valorar a sus padres y preocuparse solo de sus capricho. Se acordó de la familia pobre que a pesar de lo que tenían eran felices.

FIN

Moraleja: Valora lo que tienes.

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LA AVENTURA DE BRENDA

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Cuento Corto para niñ@s, escrito por: Naia Murillo Urkiza

Era por la mañana, Brenda se despertó y escuchó gritar a su padre:

– Papá, ¿qué pasa? -preguntó ella.
El señor Adam Brown estaba hablando por teléfono.

Cuentos infantiles - la musica clasica y la musica moderna


– No se preocupe, ahora mismo estoy allí.
- ¿Qué pasa, papá? – repitió Brenda.
- Nada hija – respondió su padre.
- Papa, ¿cómo voy a nadar ahora? venga, dímelo. – Insistió la chica.
- ¡Son cosas del trabajo! – Gritó Adam Brown y se fue.
- Cariño, tienes catorce años, no puedes seguir metiéndote en las cosas de tu padre, ¿Entiendes? – Dijo la madre de Brenda.

– Vale, mamá, me voy al instituto. – Respondió ella.

Brenda cogió su mochila y se montó en el autobús que le esperaba en la puerta. Se sentó al lado de Cecilia, su amiga desde pequeña. Cecilia le dijo a Brenda:

– Como hoy tenemos examen de química te contaré una historia para quitarnos los nervios, vale?

Cecilia empezó: - Había una niña llamada… di un nombre.
- Cachurra
- Vale, está bien. Se llamaba Cachurra y tenía una amiga llamada…
– Da igual.
- Es raro, pero si tú quieres… Cachurra y da igual eran muy amigas y… te estás aburriendo, ¿verdad?
- Sí, un poco, me marcho.

Brenda salió del autobús seguida por su amiga y entraron en el colegio.
-¿Qué tal, chicas? – les preguntó Alejandro, el chico que les gustaba.

Ellas se sonrojaron y respondieron:
- Su-su-per-per bien-n.
– ¿Os pasa algo?
– No, ¿por qué? – Dijo Brenda.
- Es que estáis rojas. Bueno, pues adiós.
– Sí, adiós – logró decir Cecilia.

Las dos fueron a sus cajones donde guardaban los libros y todo y, cuando los abrieron, vieron la foto de Alejandro. Cogieron sus libros y corrieron hasta clase.

– Buenos días – saludó la profesora.
Todos la saludaron menos Brenda, que estaba dibujando en su cuaderno a Alejandro y Cecilia, que estaba mirando al chico.

La profesora empezó a explicar:
- Si abrís por la página ochenta y tres, veréis cómo se hace una ecuación. Brenda, ¿qué estás haciendo?
- Ahora mismo lo guardo, profesora.

Brenda le pasó el papel a Cecilia y Cecilia se lo guardó para verlo después. Al finalizar la clase, la profesora le dijo a Brenda:

– Sé lo que estabas haciendo y sé que a Cecilia y a ti os gusta Alejandro.
-¿Cómo lo sabes? – preguntó Brenda.
- Vete a hablar con él.

Dicho esto, Brenda se atrevió a hablar con Alejandro. Pero, al momento, Brenda se fue.

– Hola, Brenda, he visto tu dibujo. ¡Qué guapo te ha salido! – Dijo Cecilia.
Brenda respondió: - Más guapo es él.

Las dos se rieron y acudieron al comedor. Cogieron su comida y se sentaron en una mesa.
- Hola, enamoradillas. – Dijo una chica de cabello rubio y largo que Brenda y Cecilia conocían muy bien.
- Hola, Jennifer – Respondió Brenda con tono desagradable.

Jennifer alzó su plato de puré de salmón y se lo tiró a Brenda.
-¿Por qué le has hecho esto? – preguntó Cecilia.
Jennifer respondió: - Por todo.

Mientras Jennifer se alejaba, Cecilia gritó: -¡Te arrepentirás!

Pero cuando Jennifer se fue a sentar en su sitio, Cecilia le tiró un tomate en la cabeza.
Todos los alumnos de la sala exclamaron:
- ¡Guerra de comida!

En un instante, estaban todos llenos de comida. La mujer que repartía la comida fue a avisar a los profesores. Cuando los tutores llegaron a la sala, todos los jóvenes estaban escondidos.

Fernando, uno de los profesores, dijo:

- Como no salga aquí el que ha empezado la guerra de comida os quedaréis en el colegio hasta las tres y diez.

Fernando miraba toda la sala con la intención de encontrar al culpable, pero el joven o la joven no salía de su escondite.
- ¡El culpable tiene diez segundos para declararse! -gritó Fernando.

Brenda se dio cuenta de que Cecilia no iba a salir ahí, delante de los profesores, por eso, decidió mentir y ella salió delante de los profesores.

Cuando ellos la vieron, Marta, otra profesora, dijo:
-¿Cómo has podido ser tú, Brenda? Una chica tan buena, tan disciplinada, que no rechaza la comida del comedor… Bueno, si esto es verdad tú tendrás un castigo cómo le pasaría a cualquiera.

Brenda estaba muda, pero consiguió decir: - ¿Qué castigo tendré que hacer?
- Pues… te quedarás en clase cuando los demás se vayan a casa.
- ¿Qué haré señorita? – Preguntó Brenda.

Marta respondió: - Harás una copia de varias páginas del libro de Biología. ¿De acuerdo?
- Sí.

Desde ese momento todos aprendieron una lección. No volvieron a comportarse mal en clase y fueron muy buenos estudiantes. Las niñas hablaron con Alejandro y fueron todos amigos, nunca discutían.

FIN

- Moraleja del cuento: No hay que ser irresponsable

- Valores del cuento: Cuento de amistad, respeto, obediencia.

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LA BRUJA FLACA

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Cuento Infantil para niños/as, creado por: Gabriela Ramos

Sally, Sally se llamaba una bruja flaca, flaca que para evitar que el viento de un soplo se la llevara se compraba las sombrillas y las usaba de enaguas.

Sally, Sally era bruja, una bruja muy extraña, de piel clara, mucho pelo, gritona y malhumorada,

Cuentos cortos-la bruja piruja

con la espalda retorcida y las piernas largas, largas.

En noches de luna llena, con escoba y minifalda se paseaba Sally, Sally entre nubes de añoranzas, quería encontrar la respuesta en la oscura noche sabia…!!!

- ¿Porqué la luna de marzo?, -curiosa le preguntaba- ¿es robusta y regordeta? ¿No pareciera tan flaca?..

Como no encontró respuesta, regresó de nuevo a casa, con su escoba y su sombrero, un chal y una blusa blanca, sin olvidar por supuesto que además de botas altas, una sombrilla de cuadros era su minifalda.

Enojada con la noche pensó muchas cosas malas y una tarde de tormenta, rayería y tempestad Sally, Sally se reía, se reía ja,ja,ja!!!! Wacha!!, wacha!!, mascullaba entre dientes con maldad….

- “Una idea viene a mi mente”- decía con ansiedad…..

¡..Un rayo alumbro su rostro!…..! Cimbró un trueno más allá!!!

- ¡Que susto! ¡qué miedo tengo! Sally, Sally ¡tenga paz!

- He concebido una idea, – dijo- sin más ni más. El viento gritó a lo lejos

- ¡Hay Diosito!!, ¿Qué será???

A la mañana siguiente cuando el sol volvió a brillar, Sally, Sally era redonda tan extraña y desigual, que la enagua de sombrilla no se podía cerrar en la redonda cintura que alumbraba sin cesar.

- ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Un conjuro!!, Un conjuro!!, ¡Vengan Ya!!!

– Yo me he tragado la luna, porque me quiero engordar. Ya no quiero ser tan flaca, el viento me va a llevar!!! …..¡Un conjuro! ¡es urgente!, alguien que venga a ayudar!!.

El sol, el viento, la noche
El fuego, el agua, la flor
Haced que Sally de un golpe
Vuelva a ser
Como nació!!!
Luna volved a tu sitio
Tiempo devuelva el reloj
Por nuestros cuatro elementos
El conjuro resultó!!.

Rodó Sally dando vueltas por todo, todo, el salón. Había mucha gente con ella, todo el mundo sonrió. La noche vino de lejos y el conjuro transformó, volvió la luna a su sitio y a Sally la convenció de aceptarse tal cual era, transformando solamente ese horrible mal humor!!

Sonrió Sally agradecida y en la escoba se subió, dio un beso a la noche sabia y a su casa se marchó.

FIN

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CAMILA SIEMPRE SONRIE

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Cuento Corto para niñ@s, escrito por: Josefa Peña Cuevas

Ayer estaba recordando a todas las personas buenas que tengo cerquita de mí, lo recordaba mientras caminaba mirando al cielo, mientras observaba un montón de pajaritos de colores, que se reúnen siempre para bailar con el viento, al menos eso creo.

Cuentos infantiles - Lucia la obediente

Recordé que he tenido muchas amigas, algunas altas, otras más bajas, unas gorditas, también blanquitas y morenitas, amigas que llevan rulos en su cabeza, y otras que tienen su cabello color vainilla.

He conocido una gran cantidad de seres humanos, algunos me han enseñado más cosas que otros, por ejemplo, tengo una amiga que se llama Camila, pero yo la llamo Camilita. A veces no sé cuántos años tiene, porque actúa de distinta forma, muchas veces se comporta como mi mamá, cuando me dice que me cuide; de repente se comporta como una niña, cuando me dice que juguemos, y en otras ocasiones, cuando me invita a leer un libro, la veo como la más intelectual del planeta.

La Cami (como le dicen mis amigos), nunca está triste, quizás ella compra risas en algún lugar, o tal vez alguien transparente siempre le pinta una sonrisa en su rostro, por eso que todo el tiempo la vemos contenta, cada vez que la veo está sonriendo. Yo no sé cómo será la mente de mi amiga Camilita, pero me imagino que debe estar llena de buenas energías, de muchos circos, estrellas, mariposas volando contentas, lunas brillantes, pensamientos positivos y divertidos y creo también, que en su memoria deben existir muchos lindos recuerdos, los cuales hacen que ella viva tan radiante todos los días.

Para mí es muy importante tener una amiga así, que tenga tanto estilo, porque podrán existir millones de Camilas en el universo, pero sé que sólo una tiene los ojos como de monitos animados, sólo una logra expresar tanta alegría, hasta incluso llorar cuando algo le causa mucha risa. Además, pienso que aunque todos compren sonrisas en el mismo lugar que ella, nadie podrá ser feliz de la forma como lo es mi amiga, por lo menos eso es lo que imagino. Sin embargo, hay algo de lo que sí estoy muy segura, de lo que enseñaré y recordaré eternamente, porque todos debemos saber que en cualquier lugar del espacio, una sonrisa siempre será la bienvenida para comenzar una humana, divertida, bonita y real amistad, pues ese secreto es muy sabio, lo aprendí compartiendo con mi amiga, y espero que también les sirva a otras personas, a quienes quieran tener grandiosos y fieles amigos para toda la vida.

FIN

- Moraleja del cuento: Una simple sonrisa te puede llevar a conocer grandes amigos.

- Valores del cuento: Amistad, alegría, confianza, amabilidad.

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ROCITA, EL PONI Y EL GRANJERO JORGE

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Cuento Corto para niños y niñas, escrito por: Cecijorgesofi

Después de trabajar con su tractor, el granjero Jorge, se iba a visitar a su amigo Rocita, era un poni de color rosa, con pelos violetas y rosas, que tenía en la parte de atrás un hermoso corazón rosa.

Cuentos-infantiles-el-senor-camionero

El poni Rocita, era su mejor amigo, porque es el poni del amor. Un cierto día, lo que le pasó al poni fue algo sorprendente, le crecieron alas. El granjero Jorge al verlo así le acarició las alas y también le crecieron a él. Entonces los dos volaron por todo el campo rápidamente para estar con Sofía y Cecilia en la casa reunidos en familia después de un día de trabajo.

El poni del amor le enseñó que la unión de la familia hace bien al corazón, es un mimo al alma.

FIN

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LA NIÑA SHIKINA

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Cuento Infantil para niños, escrito por: Ulica Tizaber

En un país donde en invierno hacía mucho frío y en verano mucho calor, vivía una niña llamada Shikina que apenas veía la luz del mundo. Las razón de este hecho era una costumbre milenaria que ningún antepasado de Shikina había desconocido, ya que antes de ella, su madre, su abuela,

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su bisabuela y su tatarabuela habían estado en el mismo lugar que ahora estaba la niña.

Desde que nació, el trato que había recibido era muy delicado. Nadie quería que la niña más importante del país tuviera ningún defecto de ningún tipo, y la trataban con delicadeza, esmero y mucho cariño. La particularidad del trato que recibía Shikina no era el trato en sí, ya que todos los niños de cualquier familia eran tratados con mucho amor y comprensión, sino que quien la cuidaba no eran sus padres, sino cuidadores especializados en la tradición milenaria.

Shikina iba creciendo y el único contacto que tenía con el exterior era una vez a la semana, que la maquillaban y vestían de manera especial, y durante una hora podía estar en una terraza disfrutando de la luz del día y de la compañía de su familia.

Se trataba de una niña muy inteligente, y cuando cumplió los cuatro años comenzó a hacer preguntas a sus cuidadores y a sus familiares. Ninguno le respondía nada, todo eran gestos de resignación y tradicionalismos de los que la niña empezó a cansarse, así que una noche justo antes del día de salir a la terraza, se hizo la dormida y cuando comprobó que todos descansaban, se escabulló de su habitación y salió a la terraza.

Desde allí pudo ver una gran luna llena que iluminaba el enorme bosque que se extendía ante sus ojos, y sin pensarlo mucho se adentró en él, portando una pequeña mochila con agua, frutos secos y una mantita.

Al día siguiente todos esperaban el momento en el que la niña saliera a la terraza para estar con su familia, pero Shikina no estaba, y en pocos minutos todos estaban buscándola por la casa. Esto le dio ventaja a la niña que ya había avanzado mucho dentro del bosque, y llegó a una gran montaña que la dejó fascinada.

Un señor que pasaba por allí, le preguntó:

- “Niña, ¿estás perdida?, tienes cara de cansada”.

Shikina pensó que lo mejor sería contar la verdad a medias, y le contestó:
- “Si estoy perdida, llevo toda la noche andando y creo que necesito descansar y comer algo, gracias por preocuparse, señor”.

Shikina estuvo durmiendo dos días completos, y al despertarse tenía tanta hambre que pidió algo de comer. Cuando terminó, decidió emprender de nuevo el viaje, pero alguien llamó a la puerta de quien la había acogido.

Era su familia. Conocían a su pequeña, y sabían que después de las preguntas que hacía cuando estaba con ellos, algo tramaría para conocer el mundo de verdad, así que fueron en su busca. Shikina se puso muy contenta, y les explicó sus razones para escaparse sin avisar. Sus padres la comprendieron enseguida, y le contaron un secreto:

- “Nosotros siempre hemos querido salir de esa casa, pero no hemos tenido el valor suficiente para hacerlo. Ahora gracias a tí estamos todos juntos y libres de aquellas ataduras. Te debemos esta nueva vida que vamos a empezar ahora en esta gran montaña“.

Y así fue como Shikina liberó a su familia de algo que no les gustaba, y se liberó ella misma, por su tesón, inquietud e inteligencia.

FIN

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LA VIDA AUSTERA DE GONZALO

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Cuento Corto para niños/as, creado por: Ulica Tizaber

Gonzalo era un niño que desde muy pequeño lo había tenido todo, nunca le había faltado ningún detalle, incluso había ocasiones en que un mismo objeto lo tenía duplicado pero de diferentes colores.

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Sus padres siempre estaban preocupados porque Gonzalo fuera bien vestido y con ropa de marca, y las vacaciones en las que disfrutaban la familia completa se iban a las zonas más caras de la ciudad a presumir de barco, de coche y de dinero.

Gonzalo fue creciendo, y cuando cumplió quince años, harto de la vida que le habían hecho vivir sus padres, empezó a distanciarse de ese mundo que le rodeaba y le asfixiaba. Fue cuando la ropa que tenía la donó a asociaciones de personas necesitadas, y coincidiendo con las vacaciones, se enfrentó a sus padres para decirles que no quería ir más en barco porque no le gustaba.

Sus padres pensaron en internarlo, ya que veían que Gonzalo había elegido el camino incorrecto, y durante tres años, hasta que Gonzalo cumplió los 18 años, estuvo internado en un colegio alejado de la ciudad, y al que sus padres no acudían nada más que en navidad y verano para llevarle regalos y ropa cara.

Durante ese tiempo en el internado, Gonzalo guardó todo lo que le llevaban sus padres, y cuando salió de allí al cumplir la mayoría de edad, llevaba tres maletas repletas de cosas para donar a personas que lo necesitaran de verdad.

A partir de aquel momento, Gonzalo se forjó con una personalidad fuerte, altruista y empática, que le permitía avanzar en el camino de la superación a uno mismo. Se convirtió en un hombre austero, con capacidad de decisión, y con ilusión por la vida y las personas. Inevitablemente se alejó de su controladora familia, vivía en un piso pequeño y vestía sencillo y práctico. Le llamaban Gonzalo el austero, y siempre iba contento a trabajar.

Un día, un señor mayor acompañado de una señora, ambos con sombrero, le pararon por la calle pidiendo una limosna. Gonzalo al verlos comenzó a notar los ojos encharcados en lágrimas, eran sus padres vestidos con harapos que parecían no reconocerle. Gonzalo se sintió muy triste por ver como sus padres de estar en lo más alto de la riqueza material habían bajado a la pobreza más espiritual.

Con mucha amabilidad y delicadeza los llevó a su casa, donde les cambió de ropa, les dio de comer y los dejó durmiendo, mientras él iba a trabajar como todas las mañanas. A la vuelta, iba corriendo para disfrutar de sus padres, pero al llegar a casa se encontró una nota que decía:

- “Querido hijo, en un momento de amplia lucidez te escribimos estas palabras de agradecimiento por todo lo que has hecho por nosotros, y que nadie nunca ha hecho anteriormente. Nos gustaría poder devolverte tu gran gesto, pero no sabemos ser de otra manera y preferimos quedarnos con el maravilloso momento en que te vimos reconocernos y ayudarnos, a pesar de los pésimos padres que hemos sido. Nos alegramos enormemente de que seas mejor persona que nosotros. Siempre te hemos querido y siempre te querremos. Papá y Mamá”.

Gonzalo no podía parar de llorar al ver la carta de sus padres, y entendió que aunque tarde, ellos habían aprendido a ser buenos padres, dándole valor como hijo, y aceptando los errores del pasado. La vida austera de Gonzalo le marcó para siempre, y le convirtió en la persona más altruista y feliz del planeta.

FIN

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EL DIARIO DE NORA

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Cuento Infantil para niñ@s, escrito por: Ulica Tizaber

Nora era una niña muy aplicada y obediente, que con tan sólo ocho años comenzó a escribir en un cuaderno de tapas gruesas y rosas, guardado bajo llave con un candado en el lado.
La niña estaba muy orgullosa del diario que en su cumpleaños le habían regalado sus abuelos, y

Cuentos infantiles - Lucia la obediente

siempre recordará lo que su abuela le dijo al dárselo:

- “Nora, este diario será como tu mejor tesoro si escribes todos los días en él hasta que se terminen las hojas. Cuídalo mucho y no te arrepentirás”.

Todos los días la niña antes de irse a dormir, sacaba el diario de debajo de la almohada, se sentaba a los pies de la cama, y comenzaba a escribir lo que había hecho durante el día. Había días que rellenaba dos hojas, y otros apenas le salían las palabras. El caso es que según pasaban los años, Nora no dejó de escribir ni un sólo día en su diario, y cuando echaba la vista atrás veía como había evolucionado su letra, y el contenido del diario.

Ahora con casi catorce años, contaba cosas muy diferentes a las que escribía al iniciarlo, y si dedicaba un momento a recordar cada cosa que escribía, conseguía tener un ligero recuerdo de cada experiencia escrita.

Un buen día, dejó de tener espacio para escribir, y de manera provisional añadió algunas hojas más en la parte final, mientras su madre le compraba un diario nuevo. Todos los días Nora le preguntaba a su madre si había encontrado el diario, y la madre le decía que ya no los fabricaban, que ahora sólo hacían agendas.

Nora estaba disgustada, con lo sencillo que era el diario y ya no los hacían. Entonces se le ocurrió hacerse su propio diario. Con muchos folios partidos por la mitad hizo un montón de una altura de unos cinco centímetros, los unió con una cuerda alrededor, y un candado que colgaba de la cinta. Sabía que cualquiera lo podría leer, así que lo que hizo para convertirlo en diario fue esconderlo donde nadie lo pudiera encontrar, ese era el secreto de los diarios, que eran íntimos y personales, y sólo los podía leer quien tuviera la llave del candado.

Nora empezó a escribir en su nuevo diario, y se acordó de lo que su abuela le dijo y pensó:

- “Que buena idea tuvo mi abuela, estos diarios son mi propia autobiografía, no me voy a arrepentir nunca, y con la experiencia que tengo para relatar hechos, creo que de mayor seré escritora“.

Y así fue como un gesto de niñas como es escribir en un diario, se convirtió en una auténtica profesión. Nora era una de las escritoras de cuentos infantiles más leídas del mundo, siguió escribiendo en su diario hasta el último día de su vida, y siempre mantuvo en secreto el lugar donde guardaba sus numerosos diarios.

FIN

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LAS HORMIGAS NO TIENEN AMIGAS

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Cuento Corto para niños/as, escrito por: Ulica Tizaber

Lidia y Gerardo eran dos hermanos que vivían en una casa baja alejada del ruido del centro de la ciudad. Les gustaba mucho jugar en el patio con una casa de juguete que tenían, los muñecos y un montón de frutas y verduras con las que jugar a las casitas.

Cuento la hormiga y el grano


Un día, Gerardo que era el más bajito y aún no sabía hablar, señaló hacia el suelo de su habitación algo que se movía muy rápido y era de color oscuro. Lidia, muy diligente, fue enseguida a ver que necesitaba su hermano, y cuando llegó allí y vio lo que Gerardo había señalado, gritó:

- “Mamá, hay hormigas en la habitación de Gerardo”.

Enseguida la madre salió corriendo hacia allí. En una casa baja era normal que hubiera hormigas, pero no tanto como para que estuvieran en la habitación. La madre de los niños se puso a seguir a la hormiguita para ver de dónde salía, y cual fue la sorpresa de los tres investigadores, que en la habitación de Lidia también había hormigas.

- “Esto es increíble, como se nota que empieza a apretar el calor”,- exclamó la madre.

Inmediatamente Lidia junto con su madre, fueron quitando hormigas del suelo, las barrieron y las tiraron al jardín, lugar de dónde no tenían que haber salido, y Lidia con cara de preocupación le dijo a su madre:

- “Mamá, ¿las hormigas no tienen amigas, verdad?”

La madre sonriendo, le preguntó:

- “¿Porqué dices eso?, las hormigas tendrán amigas en sus hormigueros“.

Lidia no pareció conformarse con la respuesta, y cuando fue a jugar de nuevo con su hermano, le dijo:

- “Gerardo, que sepas que las hormigas no tienen amigas. Cuando van andando con los trocitos de pan a cuestas, se encuentran con otras hormigas y no hablan, y encima nosotros las echamos de casa, ¿con quién jugarán ellas?”.

Gerardo la miró un momento, y siguió jugando con sus cosas, y Lidia se quedó esperando a ver si aparecía alguna hormiga rezagada. Al pasar unos minutos una hormiguita pequeña apareció por debajo de la puerta de su habitación, y Lidia la siguió. Comprobó que cuando se cruzó con otra hormiga no se saludaban.

La madre de Lidia, la vio en su tarea de observación, y cuando vio que la niña se aburría de seguir a las hormigas, le dijo:

- “¿Qué hacen las hormigas Lidia?, te gusta mucho observarlas , ¿verdad?. El comportamiento de los animales e insectos es muy diferente al nuestro, ellas nunca juegan, sólo se preocupan de llevar comida a su hormiguero para que cuando llegue el frío todas tengan alimento y sobrevivan a las inclemencias del tiempo. Las hormigas son constantes y trabajadoras, como tú, preciosa”.

Así fue como Lidia entendió que un animal por pequeño que sea también tiene su vida, y hay que respetarla, y que se puede aprender de las hormigas por pequeñas que sean. A partir de entonces, cuando veía una hormiga la cogía, le ponía delante un trocito de comida, y la dejaba que se lo llevase a su casa. Comprendió que nadie es mejor que nadie por hacer cosas distintas o pensar de diferente manera.

FIN

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¡CAMBIO DE PLANES!

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Poesía Infantil para niños/as; escrito por: Ulica Tizaber

Hoy merendamos flanes
con los amigos del cole,
ya tenemos planes
para toda la prole.

Cuentos-infantiles-La-cuerda-y-los-ninos

Mañana iremos al cine
con la familia Ciruelo,
me llevaré el peine
para no molestar con el pelo.

El domingo lloverá
y en casa nos quedaremos,
comeremos fideuá
y calentitos estaremos.

Ya tenemos la agenda
completa en un momento,
como al trabajar en la tienda
que nunca me siento.

De repente algo pasa,
nos quedamos sin flanes,
todo se fue a la brasa,
¡cambio de planes!.

En esta vida cambiante
hay que ser flexibles,
antes de tener mal talante
seamos todos accesibles.

FIN

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EL HADA NAGORE SE VA DE VACACIONES

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Cuento Corto para niñ@s; creado por: Ulica Tizaber

En un país un poco lejano habitaba un hada madrina que se llamaba Nagore. Las hadas madrinas que eran hermanas suyas llevaban una vida muy sencilla, sin salidas del país ni actividades extraordinarias, pero Nagore era una hada inquieta y quería hacer algo diferente.

cuentos-infantiles-cortos-la-reina-de-las-hadas


Una noche mientras sus hermanas dormían, salió del gran árbol en el que residían, con una botella de agua, unas alas nuevas y un frasquito con polvos de hada para volar en caso de necesidad.

Nagore estaba decidida a irse de vacaciones, aunque no sabía muy bien lo que significaba eso, pero veía como los humanos preparaban maletas y artilugios que pudieran necesitar en el tiempo que estaban fuera de sus casa, y Nagore estaba imitando esos comportamientos, aunque no se daba cuenta de que ella no era humana, sino una hada madrina.

El destino que tenía pensado era una playa, hacía unos días vio en la guía de viajes de unos señores, un lugar muy apetecible con agua y arena, y vio que se llamaba Costa de la Luz, le llamó la atención, y con un poco de polvo de hada y concentrándose mucho, memorizó el camino en su cabecita.

Así que con la ruta en mente, partió de su casa con mucha ilusión y energía. A mitad de camino paró a comer algo y a cambiarse de alas, porque tenía que cruzar un río y decidió ir volando, ya que si iba en barca llamaría la atención demasiado. Cuando llegó a la otra orilla del río, se desmayó por el calor que hacía. Al despertarse vio que estaba en un lugar conocido para ella, unas hadas con alas vaporosas y con brillantina la miraban sonrientes. Sus hermanas la habían rescatado del lago al que había caído al desmayarse, y estaban preocupadas por recuperarle las alas y el polvo de hada que con el agua se había quedado inservible.

Nagore entendió que cada ser vivo en este mundo tiene su lugar, y que un hada madrina tiene que estar con sus hermanas en su gran árbol. También comprendió porqué las otras hadas no salían de vacaciones, ellas sólo le dedicaban a velar por los sueños de los niños y sus ilusiones, y a batir las alas cuando alguien quería que se cumpliera un deseo.

Esa experiencia le sirvió a Nagore para madurar y aprender de sus hermanas mayores, y desde entonces se convirtió en el hada madrina más sensible a los sueños de los niños y la que más deseos cumplía cuando batía sus alas mágicas.

FIN

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MARIANA Y MARIOLA JUEGAN A LAS ADIVINANZAS

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Cuento Infantil para niños/as, escrito por: Ulica Tizaber

- “Oro parece, plata no es, quien no lo adivine, muy despistado es”.
- “El plátano”, – dijo Mariana.
Con esa adivinanza se saludaron en la puerta del colegio Mariana y Mariola, dos niñas muy

Cuentos infantiles - la musica clasica y la musica moderna

estudiosas y curiosas que se pasaban el día jugando a las adivinanzas. Ellas eran especiales, se retaban constantemente para adivinarlas, y siempre quedaban empatadas, las dos eran unas expertas.

Para dar la solución a la adivinanza se daban como plazo dos horas, y lo normal era que en cuestión de minutos ya tuvieran el resultado. Cuando esto sucedía, enseguida se les ocurría otra para seguir con el juego:

- “Colgada en la pared me tienen y con la tiza me hieren”.
- “La pizarra”, – dijo Mariola al cabo de unos segundos.

Un día, las adivinanzas que se propusieron eran algo más complicadas, ya que dentro del juego y el reto que estaban teniendo, el nivel de dificultad lo iban aumentando para darle más emoción y hacer más divertido el momento.

- “Niños y niñas, con sus profesores, pupitres y sillas, pizarras y flores, libros y cuadernos, tizas, borradores, muchos lapiceros de varios colores. Allí tu vas. ¿Lo adivinarás?”.

Mariola al oíe la adivinanza que su amiga le propuso se quedó paralizada, era complicada de verdad, menudo reto tenía por delante, así que se puso manos a la obra, y comenzó a barajar posibles respuestas.

Como después de un rato no lograba encontrar una solución correcta, retó a Mariana con otra adivinanza:

- “Sirviente soy de sabios, mi oficio, aunque me faltan lengua y labios, es decir la verdad y la mentira a todo el que me mira, y tanto más me estiman mis señores, cuanto más firme tengo los colores”.

Las dos niñas estaban enfrascadas en las adivinanzas, y no se dieron cuenta de que el plazo de dos horas que siempre se ponían ya había pasado. Se hizo de noche y ambas seguían pensando la solución, y se quedaron dormidas.

Al día siguiente se despertaron y recordaron que habían tenido un sueño donde aparecía la solución de las adivinanzas. Estaban tan emocionadas que salieron corriendo de casa para contárselo mutuamente. Cuando se vieron, las palabras se le trababan en la boca, las dos querían decir lo que les había sucedido por la noche, y cuando consiguieron calmarse, una primero y otra después, dieron la solución que habían soñado:

- “El colegio”, – dijo Mariola.

- “La tinta”, – dijo Mariana.

Se pusieron muy contentas por haber solucionado esas adivinanzas tan difíciles, y estuvieron de acuerdo en que dormir era una forma de solucionar adivinanzas, ya que el cerebro descansa y tiene tiempo para soñar y dar soluciones a las adivinanzas más retadoras.

FIN

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¡COMPARTIR ES VIVIR!

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Poesía Infantil para niñ@s; creada por: Ulica Tizaber

Hay que prestar las cosas,
para saber vivir feliz,
la vida de color rosa,
se queda para el tapiz.

cuentos-infantiles-cortos-la-amistad

Quien comparte, vive,
y quien vive, revive
en la voluntad buena
de la vida plena.

Por eso prestar
es de buena gente,
donde hay que firmar
para estar vigente.

¡Compartir es vivir,
que sea para siempre,
con quien repartir
es de inteligente.

FIN

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EL RELOJ DE MATEO

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Cuento Corto para niños; escrito por: Ulica Tizaber

El reloj que Mateo tenía colgado en su habitación era un reloj normal, redondo, con las dos agujas en color negro y con los números grandes para poder verlo desde lejos. Mateo estaba obsesionado con su reloj, y de manera constante miraba una y otra vez como se movían las

cuentos-infantiles-cortos-reloj

agujas y como iban pasando los segundos, los minutos y las horas.

Cuando algún amigo suyo iba a visitarlo, él le enseñaba el reloj con mucho orgullo, y no sólo eso sino que pretendía que sus amigos aprendieran a interpretar el tiempo como lo hacía él, cosa que nunca conseguía ya que era un auténtico experto de los minutos y tenía toda su rutina perfectamente marcada.

Un buen día Mateo se cansó de tanto mirar la hora, y escribió un libro con horarios para enseñar a los demás niños las horas y las actividades que se hacían en esas horas.

El libro de Mateo era muy famoso, dio la vuelta al mundo con el título: ¿Qué hora es?, y así fue como todos los niños fueron aprendiendo las horas, y sabían que a las tres de la tarde había que descansar un poco antes de volver a clase, y que a las ocho de la tarde, había que ir preparando todo para irse a dormir.

Así fueron pasando los meses, y cada día Mateo estaba más contento por haber aprendido todo lo relacionado con el tiempo.

Sus padres se sentían orgullosos de tener un hijo tan inteligente y organizado, y cuando Mateo fue mayor, sabía tanto de horas y números, que le nombraron doctor honoris causa por la Universidad del Tiempo.

De esta manera fue como Mateo aprendió el valor de la humildad, y lo ponía en práctica cada vez que se le presentaba la ocasión, para dar importancia a lo realmente necesario en la vida.

FIN

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GARDELANDIA, EL JARDIN DE LAS MIL RISAS

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Cuento Infantil para niños/as, escrito por: Ulica Tizaber

Gardelandia era un vivero enorme, en el que residían todo tipo de plantas y flores. La política de convivencia del gran vivero que parecía un grandioso jardín, era la que se leía en una madera decorada con florecitas blancas de jazmín:

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- “La risa es la luz que necesitan las flores para vivir y las personas para convivir”.

Un día alguien llevó un carrito cargado de flores rosas pequeñitas, para poner una nueva sección en Gardelandia, de flores aromáticas y exóticas. Esas flores entraron un poco estiradas, y aún así no debieron leer el lema del lugar, porque al rato de ser colocadas por los jardineros, una empezó a gritar:

- “¡Qué hacinamiento hay aquí!, espero estar poco tiempo en esta estantería tan cochambrosa!”

A lo que otra que estaba una balda más arriba le contestó:

- “¡Tienes toda la razón!, y además mira que feas son las demás, ¡ja, ja, ja!”.

Un Cactus aún sin flor que había por allí les dijo:
- “¿Porqué no os calláis si no sabéis de los que estáis hablando?, no se de dónde vendréis vosotras, pero desde luego que os queda mucho por aprender. Este es un lugar donde todos nos respetamos, da igual el tamaño, el color o el olor, todos somos iguales”.

- “¡Bla, bla, bla!, si claro, ya veo como sois todos iguales, tú eres enorme, con pinchos y feo, y nosotras somos preciosas y del tamaño perfecto”,-  dijo otra de las recién llegadas.

Cactus iba a contestar algo, pero miró a su alrededor y vio a su amigo Aloe vera cabizbajo y llorando, y le dijo:

- “¿Qué te pasa Aloe?, ¿lloras por lo que dicen estas florecitas?”.
“Un poco sí amigo, es que tienen razón, estamos hacinados y somos un poco feos”.

Cactus indignado estiró sus púas lo que pudo, y le empezó a dar toques a Aloe, al mismo tiempo que le decía:

- “Aloe, mírame, abre los ojos y deja de llorar. La actitud que debemos tener es la del lema de Gardelandia, no lo olvides. Aquí todos somos igual de importantes, y lo que nos hace ser felices es la risa y el sentimiento de alegría que va unido a ella, así que basta ya”. – Elevando el tono de voz, terminó diciendo: - “Gardelandia, somos un equipo, salvemos a estas flores rosas del sentimiento de culpa y superioridad que las está convirtiendo en flores malvadas. Todos juntos podemos”.

Se oyó un murmullo, cada vez mas animado, y de repente todas las flores y plantas de Gardelandia empezaron a reirse sin parar. Las flores rosas pensaban que se habían vuelto locos, y se miraban entre ellas extrañadas, y en un momento dado una de las flores rosas empezó a sonreír. Cuando las demás la vieron, se quedaron perplejas y le dijeron:

- “¡Qué haces loca!, te están llevando a su terreno, ¡deja de reirte ya!”.

Al terminar esta frase, la flor que lo dijo vio como ya no era una la que sonreía sino casi todas, y además habían pasado de la sonrisa a la carcajada. Ya no sabía que hacer la jefa flor rosa, y se dejó llevar por el optimismo y la alegría que había en Gardelandia en su estado más puro.

Al poco tiempo de estar allí, las flores rosas se adaptaron perfectamente a la convivencia con todos los demás, y aprendieron la lección del respeto, la igualdad y la humildad.

FIN

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UN PINGÜINO EN LA PLAYA

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Cuento Infantil para niñ@s; creado por: Ulica Tizaber

Los pingüinos eran los animales favoritos de Nico y Jorge, a los que conocieron en el zoológico, y lo que más llamó la atención a los niños al verlos por primera vez, fue la manera de andar que tenían, y como se lanzaban al agua como perfectos nadadores profesionales.

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Nico y Jorge habían pasado todo el otoño, el invierno y la primavera yendo a ver a los pingüinos al zoo, iban los domingos con su familia, y realmente estaban encantados de que les gustaran tanto. Cuando llegó el verano, los niños se pusieron muy tristes, ya que durante esa temporada no podrían verlos.

Nico y Jorge se iban de vacaciones a la playa, y suponían que en un lugar tan cálido como la costa, los pingüinos no podrían estar ni en recintos cerrados y aclimatados a su temperatura habitual de pocos grados. Así que aunque algo desilusionados, sabian que las vacaciones les iban a venir bien para convivir de diferente manera con sus familiares.

El segundo día que fueron a la playa, a lo lejos vieron como un grupo de personas hacía un círculo alrededor de algo que había aparecido en la arena, y Nico y Jorge fueron corriendo a ver qué era, pensaron que sería una medusa gigante o algo así, y qué sorpresa se llevaron cuando lo que había allí de pie aplaudiendo con sus aletas era un pingüino.

¡No salían de su asombro! La gente les dejó pasar porque dijeron que eran expertos en pingüinos, y al acercarse a ellos, comprobaron que era un macho de la especie africana, que debido al cambio climático, había confundido la costa de Africa con la costa de Huelva en España.

Los niños muy orgullosos de saber tanto sobre pingüinos, decidieron llamar al servicio de asistencia de la playa para comentarles el caso, y así lo hicieron, cuando llegaron los técnicos de la playa, Nico y Jorge les explicaron la importancia de llevarlo a su hábitat natural, y que mientras tanto debía estar en un lugar refrigerado para que su metabolismo no cambiara de manera brusca y no superara el viaje de vuelta.

Muy sutilmente, los niños dieron la opción de llevárselo a su bañera y prometieron cuidarlo perfectamente. A los técnicos de la playa y al servicio de protección de animales de Africa les pareció correcta la decisión.

Nico y Jorge estuvieron pendientes de Antonio, así le pusieron de nombre, hasta que tres días más tarde vinieron a recogerlo para llevarlo a su casa. El cariño que le profesaban a su querido pingüino era tal, que las lágrimas se les resbalaban por las mejillas cuando vieron alejarse el helicóptero en el que Antonio volvería a su hogar.

Cuando terminó el verano y los niños volvieron al colegio, todos sus amigos sabían de sus hazañas pingüineras, y el responsable de la reserva de Africa donde Antonio volvió, se puso en contacto con ellos y les dijo que a partir del verano siguiente, tendrían pagados todos los gastos para ir a ver a Antonio a Namibia.

Nico y Jorge todos los años deseaban que llegara el verano, para ello estudiaban mucho para no tener que estudiar en verano y disfrutar de Antonio y su entorno lo máximo posible. Cuando fueron mayores, quisieron dedicarse a la naturaleza y al estudio del cambio climático y su incidencia en especies animales en peligro de extinción y con mucho trabajo, ilusión y flexibilidad, llegaron a ser los mejores científicos de las peculiaridades de la naturaleza.

FIN

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